SOSA CLAUDIO ALEJANDRO
Libros
Título:
Abejas y la polinización de la flora nativa y de cultivos hortícolas. Biología de la interacción en el Centro de la Argentina
Editorial:
Editorial Académica Española
Referencias:
Lugar: Saarbrücken, Alemania; Año: 2012 p. 285
ISSN:
978-3-8484-6639-9
Resumen:
Los insectos interactúan de diferentes maneras con las plantas, desde fitófagos obligados a polinizadores o dispersores de semillas (Daly et. al., 1978; Jolivet, 1998; Solbrig, 1966). Durante la evolución de los insectos, la influencia de las plantas vasculares fue decisiva para el desarrollo de determinados grupos (Zimmerman, 1988). La mayoría de las interacciones que se establecieron, constituyeron asociacio-nes tan marcadas, que determinaron una cooperación entre los organismos intervi-nientes (Bawa, 1995; Proctor et al., 1996; Richards, 1978).La interacción insecto-flor, es un interesante capítulo en los estudios sobre la biología de los miembros que interactúan en dicha asociación, siendo la polinización uno de los apartados más importantes. Los insectos constituyen los agentes poliniza-dores más eficientes, en parte por su gran número y, especialmente, por su mejor adaptación a las complejas estructuras florales (Barth, 1991; Faegri & van der Pijl, 1979; Lloyd & Barret, 1996; Richards, 1978).La evolución de las plantas polinizadas por insectos y la de los insectos que toman polen o néctar, fueron desarrollos complementarios, donde resulta difícil identifi-car a uno como ?causa? y al otro como ?respuesta? de la asociación. Como plantea Vogel (1991), la polinización entomófila, conduciría a la diversificación de los taxa, la estructuración morfológica y la coincidencia de pautas comportamentales o ritmos biológicos, todo lo cual tiende a una íntima asociación que asegure el efectivo desarro-llo de esta protocooperación.Dentro de Hymenoptera, se pueden encontrar los polinizadores más eficientes, o quizás los más estudiados, siendo los miembros de la serie Apiformes especialmen-te importantes por el número y diversidad de plantas que polinizan (Bawa, 1990). Las casi 20.000 especies de abejas, reconocidas hasta el presente, muestran una amplia variedad de comportamientos. Dentro de esta serie, se pueden hallar todas las varian-tes conocidas tendientes a la socialización: desde abejas solitarias hasta el complejo sistema social de Apis mellifera L.. Además varían en los modos de nidificación, ovipo-sición, desarrollo de los estados inmaduros, y aún, en la adquisición de estrategias parasitarias, como ocurre en ciertas especies cleptoparásitas (Michener, 1974; Proctor et al., 1996). A pesar de dichas diferencias, todas las especies de abejas se caracteri-zan por requerir néctar y polen, tanto para las demandas energéticas de los adultos como para la nutrición de sus larvas. Es por eso que, los himenópteros apiformes son frecuentes visitantes florales (Proctor et al., 1996; Roubik, 1989).A partir de la necesidad de néctar y polen, la tendencia a la búsqueda asidua de esos recursos condujo a una especialización, tanto morfológica como de comporta-miento entre las abejas, que se ajustaron a los complejos mecanismos de las flores de Angiospermas. El último paso en esta interacción, conduciría a excelentes especies polinizadoras y, en ejemplos destacados, a la coevolución (Futuyma & Slatkin, 1983; Vogel, 1991).El estudio del papel de las abejas en la polinización de plantas autóctonas y/o cultivadas, mereció interés particular en los últimos años, ante la necesidad de un ma-nejo sostenible del medio natural, donde el impacto de las introducciones de especies foráneas sea minimizado o anulado (Corbet, 1987). Las abejas solitarias cumplen un papel fundamental en todos los sistemas naturales, constituyendo un grupo de interés en la polinización de plantas nativas y cultivadas (Batra, 1984; Buchmann & Nabhan, 1996; Matheson et al., 1996). En nuestro país, los relevamientos de la composición faunística de abejas nativas son escasos, e información al respecto debe buscarse en trabajos muy antiguos, de fines del siglo XIX y principios del XX (Brèthes, 1911; Cockerell, 1905; Holmberg, 1879, 1884, 1887, 1903; Jensen-Haarup, 1908; Jörgensen, 1909, 1912; Schrottky, 1903, 1913). Sin embargo, en varios de esos trabajos, las menciones sobre fauna de abejas resultan bastantes someras, en tanto que escasamente se menciona la relación de tales especies con la flora.Son pocos los estudios más recientes que analicen la diversidad de abejas de nuestro país, ya que en general, sólo incorporan especies argentinas al revisar la dis-tribución geográfica de ciertas especies o géneros para América (Durante & Díaz, 1993; Fritz & Toro, 1990; Hurd & Moure, 1963; Milliron, 1973; Mitchell, 1930, 1943; Moure & Hurd, 1987; Moure & Sakagami, 1962; Roig-Alsina 1987, 1989, 1990, 1991a; Toro & Fritz, 1993). Por lo antes mencionado, es obvio que los estudios sobre la diversidad de abejas nativas de Córdoba son más escasos aún. El primer reporte de una especie de abeja para esta provincia, se debe a Holmberg quien, en 1887, cita a Coelioxys corduvensis Holmbg (Megachilidae). En 1903, Schrottky en una revisión nuevamente cita a C. corduvensis y agrega a la lista dos especies de Apidae: Euglossa violaceae Blanch. y Bombus dahlbomi Holmbg. A pesar de dichos estudios, cuando en 1911 Brèthes publica su lista de himenópteros argentinos, no cita ninguna de aquellas especie para Córdoba, mencionando sólo dos especies de Anthophopidae: Gaesischia cordubensis (Breth) y Tetralonia vara (Breth). La última contribución importante sobre este tópico, se debe a un trabajo de Schrottky (1913) en el cual lista cuatro especies de megaquílidos (Megachile corduvensis Schrottky, Coelioxys corduvensis Holmbg., C. inconspicua Holmbg, C. pirata Holmbg), cinco especies de antofóridos (Ancyloscelis distincta Holmbg, Tapinotaspis chacabucensis Holmbg, Tetralonia cordubensis (Breth), T. vara (Breth), Exomalopsis longicornis Friese) y las dos especies de ápidos que mencionara en su trabajo de 1903. Por último, cabe mencionar que Milliron (1971) en su revisión del género Bombus (Apidae), incluye a la provincia de Córdoba al citar la distribución de las especies B. atratus (Fkln.), B. bellicosus (Sm.), B. morio (Swed.) y B. opifex (Sm).Podemos afirmar, que no se conocen completamente las especies de abejas presentes en Córdoba, y menos aún sus hábitos. Un estudio de la fauna de abejas nativas, reportaría un importante aporte a la biología en sí del grupo, como un acercamiento al hallazago de especies locales, quizás tan o más efectivas que las foráneas como polinizadores.A pesar del importante papel de las abejas en la polinización de la flora silvestre, ha sido escasamente estudiado. Una determinada especie de planta puede ser visitada por varias especies de polinizadores. La composición específica y la abundancia de cada especie dentro de la comunidad de polinizadores silvestres, puede diferir entre áreas geográficas y aún entre distintos hábitats dentro de una región (Buchmann & Nabham, 1996; Corbet et al., 1991). Se necesita información sobre el desempeño real o potencial de distintas especies de polinizadores, para comparar el valor potencial de las mismas. Esa información es útil para planificar el manejo de los polinizadores nativos disponibles (Corbet et al., 1991; Matheson et al. 1996). También es importante para conocer aquellas especies nativas en retroceso numérico, que podrían ser reemplazadas por especies introducidas (Banaszak, 1995; Torchio, 1987), o autóctonas, de comportamiento similar conocido en áreas vírgenes. Un estudio detallado de las especies nativas de polinizadores permitirá interpretar tanto su papel como sus necesidades en ambientes naturales, y así establecer, por extrapolación, el posible desempeño de esas mismas especies en áreas cultivadas.La asociación del polinizador con la planta que poliniza, merece entonces un estudio pormenorizado. Con ese conocimiento podremos plantear, a posteriori, posibles soluciones a problemas que requieran la utilización de polinizadores nativos en cultivos de importancia para la región. El entendimiento de la asociación abeja-planta, permitirá reconocer las pautas involucradas en ella, a fin de interpretar los patrones comunes en tales relaciones que aseguren el mantenimiento de las especies involucradas y, de hecho, del medio donde se desarrollan.Atendiendo a lo antes señalado, se propuso llevar a cabo el presente estudio, en virtud del desconocimiento de las especies de abejas y de su posible papel en la polinización de flora nativa en Córdoba, en vistas a transferir posteriormente este conocimiento a áreas cultivadas.